“No sé si lo que sucedió es lo bastante grave como para contarlo.”

“Me siento fatal por lo ocurrido, pero ¿cómo sé si era racismo?”

Es habitual que surjan preguntas así cuando alguien presencia o sufre racismo. El racismo no siempre se manifiesta de forma abierta y violenta, sino que puede estar normalizado dentro de prácticas y creencias comunes. También puede perpetuarse de forma inconsciente e inintencionada, lo que puede llevar a la negación y a actitudes defensivas cuando se denuncia el racismo. A menudo se subestiman las emociones y perspectivas de las personas que han sido víctimas de racismo. Por ejemplo, se les dice: “esa persona es así con todo el mundo”, “eres demasiado sensible”, “a mí también me ha pasado, no puede ser racismo”.

Al escuchar las experiencias de las personas en relación con el racismo y el impacto que tiene sobre ellas, podemos empezar a comprender las vías por las que el racismo se reproduce en Amnistía y tratar de abordarlo colectivamente. Para ello, es necesario escuchar a testigos del racismo, que también sufren los efectos de lo que les sucede a sus colegas. Esta plataforma ofrece a cualquier persona la oportunidad de exponer su experiencia y las consecuencias que tuvo para ella, con sus propias palabras. En ella se reconoce que no hay actos demasiado pequeños a la hora de tener impacto. 

Para sentirse más cómodas al compartir experiencias a través de la plataforma, a algunas personas les puede resultar útil disponer de más información sobre el racismo y las formas en que se manifiesta.  

¿Qué es el racismo?
Esta plataforma reconoce que lo que se entiende por racismo está cambiando y que sus manifestaciones e impactos pueden ser diferentes en función del contexto regional y de otras variables. Con ello en mente, el texto siguiente no pretende ser una visión exhaustiva de las numerosas y complejas capas interconectadas que conforman el racismo, sino ofrecer formas útiles para pensar en cómo puede manifestarse el racismo en Amnistía e influir en la vida del personal.  

A grandes rasgos, se puede entender el racismo como una ideología y sus acciones asociadas (tales como prácticas institucionales y conductas discriminatorias) que justifican y crean relaciones de poder desiguales que privilegian a unas personas y oprimen a otras por motivos de raza, color, ascendencia u origen nacional o étnico. Se puede experimentar racismo en relación con rasgos con los que alguien se autoidentifica o cuando se percibe que esa persona posee esos rasgos. 

A veces, determinados aspectos de la identidad de una persona, como su religión, pueden confundirse con su raza o etnia y “racializarse”. Por ejemplo, tanto el antisemitismo como la islamofobia son formas de racismo, dado que implican la construcción social de un grupo mediante la asociación de un significado racial a signos y símbolos religiosos, así como la atribución de estereotipos y creencias negativas específicas a ellos. Personas que no son judías ni musulmanas practicantes pueden verse atacadas y discriminadas con estos términos si se da por hecho que forman parte de estos grupos. La racialización puede depender del contexto, ya que es posible definir y tratar a una persona o grupo de determinada manera en un entorno, pero no en otro. 

El racismo puede adoptar muchas formas (véase infra) y se considera un fenómeno estructural, ya que sus múltiples versiones se interconectan para anclar el racismo en la sociedad y en nuestro día a día. Las personas beneficiadas por este sistema no son siempre conocedoras de este hecho; la perpetuación del racismo no siempre es un acto consciente. 

Con frecuencia se utilizan dos categorías para clasificar el racismo: “directo” e “indirecto”. El racismo directo hace referencia a privilegiar explícitamente a un grupo sobre otro (por ejemplo, mediante la exclusión, la preferencia o el trato), mientras que el racismo indirecto denota algo que puede parecer neutro, pero que tiene un impacto negativo y dispar sobre los grupos racializados, de tal forma que mantiene la desigualdad racial. 

Dado que el racismo puede ser indirecto y perpetuarse sin conciencia ni intención, es fácil que la gente lo niegue o ignore su presencia e influencia. La Plataforma para el mapeo del racismo en Amnistía desempeña un papel importante a la hora de visibilizar “lo invisible” y sacar a la luz aspectos que de otro modo podrían obviarse, encubrirse o minimizarse, de forma que en Amnistía pueda comprenderse y abordarse el racismo. 

¿Cómo se manifiesta el racismo?
El racismo se compone de muchas capas interconectadas. 

El nivel individual: Se refiere a la forma en que las personas interiorizan las ideologías del racismo. A veces, quienes gozan de los privilegios de una sociedad racializada son conscientes de los prejuicios que albergan y creen en su propia superioridad; sin embargo, en la mayoría de los casos, el racismo moldea las creencias y actitudes de forma inconsciente. Las personas víctimas del racismo también pueden interiorizar creencias racistas sobre sí mismas y sobre las demás, y llegar a considerar válidos los estereotipos racistas. 

El nivel interpersonal: A menudo se considera la forma más visible de racismo, puesto que se manifiesta en las interacciones con los demás a través de sesgos, estereotipos y prejuicios. Las expresiones de racismo interpersonal pueden ser conscientes o inconscientes y van de lo sutil a lo violento. Además, el racismo puede estar presente cuando las personas tratan de ser bienintencionadas. 

A veces se utiliza el término “microagresiones” para hacer referencia a las formas de racismo más sutiles que se dan en la vida cotidiana. Las palabras como “microagresión” y “cotidiana” no deben dar la impresión de que los actos más sutiles carecen de impacto significativo en la vida de las personas. El impacto acumulado de las experiencias personales puede repercutir de forma negativa en la salud física y mental; en el lugar de trabajo, puede afectar negativamente a la carrera laboral aumentando el desgaste profesional y creando otros efectos. 

Son ejemplos de racismo interpersonal: 

  • à  Elogiar a alguien por ser elocuente o por hacer algo bien cuando existe un estereotipo negativo sobre la capacidad de esa persona debido a su raza, color, ascendencia u origen nacional o étnico.
  • à  Confundir a alguien con personal de servicio o poco cualificado en entornos profesionales debido a suposiciones basadas en su raza, color, ascendencia u origen nacional o étnico. 
  • à  Excluir a alguien de las redes de contactos u otras oportunidades porque te sientes más a gusto trabajando con “alguien como tú”. 

El nivel cultural: El racismo cultural se refiere a promover o afianzar las normas culturales de un grupo privilegiado. Puede ser difícil de observar porque implica la normalización de determinadas reglas, conductas o maneras de hacer las cosas. 

Son ejemplos del racismo de nivel cultural:

  • à  Esperar que alguien se asimile a la cultura dominante, obviando o rechazando su estilo cultural de comunicación o sus planteamientos al abordar un proyecto. 

El nivel sistémico/institucional: Ocurre dentro de las instituciones y entre ellas, y describe la integración de prejuicios y privilegios en las políticas, prácticas y programas de los sistemas y estructuras institucionales. Quienes forman parte de una institución pueden actuar con o sin intenciones racistas, ya que operan dentro de ella y continúan las formas propias de la institución.

Son ejemplos de racismo institucional: 

  • à  Discriminar en las prácticas de selección de personal (por ejemplo, hacer preguntas con sesgo cultural durante la entrevista).
  • à  Tener una representación excesiva de un grupo concreto en puestos de trabajo precarios.
  • à  Contratar “personal diverso”, pero no crear un entorno que permita a dicho personal influir en la cultura organizativa, progresar o recibir un trato equitativo. 
  • à  Invertir de forma desigual en la carrera profesional del personal racializado.
  • à  Investigar las denuncias de discriminación de forma injusta. 

Comparte tus experiencias
Esta plataforma te invita a exponer experiencias de racismo vividas, independientemente de la forma en que la describas. Tal vez hayas sido testigo o víctima directa de un acto racista individual, de varios episodios o de un patrón de conducta racista. Puede que no sepas bien cómo caracterizar tu experiencia, pero eres consciente de que tuvo un impacto negativo en ti y en tu vida laboral en Amnistía. Sea cual sea la forma en que decidas comunicar tu experiencia, es válida y bienvenida. 

Tras la creencia de que el racismo es una cuestión meramente interpersonal se oculta el apoyo al racismo por vía institucional. Al compartir tu experiencia junto con otras personas, contribuyes a construir una imagen colectiva del arraigo estructural del racismo dentro de Amnistía y a reflejar sus repercusiones sobre quienes trabajan en la organización. Este conocimiento nos permite actuar en solidaridad con nuestros/as colegas, al tiempo que abogamos por el cambio y desarrollamos soluciones en común.  

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